Carlos Wurmann G
Presidente, CIDEEA
Centro Internacional de Estudios Estratégicos para la Acuicultura
Santiago de Chile, Diciembre de 2023
PALABRAS PRELIMINARES
Argentina, es la cuarta o quinta potencia pesquera extractiva de ALC en años recientes, con capturas de unas 840.000 tons anuales en 2019-2021 que representan el 7% de la extracción silvestre de ALC y alrededor de un 1% de la pesca mundial. Sin embargo, el país produce solo unas 2.800 tons anuales de cultivos hidrobiológicos en el mismo trienio, que aportan un 0,08% a los cultivos de ALC y un magro 0,3% al desembarque de productos acuáticos del país en el mismo período. Esto hace que, entre los países acuicultores de América Latina y el Caribe, ALC, -con excepción de varias islas del Caribe- Argentina solamente supere a Guyana, Uruguay, Surinam y la Guayana Francesa en cosechas acuícolas… Este asunto llama poderosamente la atención, pues entre otras condiciones, Argentina dispone de cuantiosos y diversos recursos hídricos interiores y del tercer litoral marítimo en extensión del continente, de diversos climas, además de recursos humanos, infraestructura física, logística adecuada y una enorme capacidad para la investigación, el desarrollo y la innovación.
‘’ Entre los países acuicultores de América Latina y el Caribe, ALC, – con excepción de varias islas del Caribe – Argentina solamente supera a Guyana, Uruguay, Surinam y la Guayana Francesa en cosechas acuícolas’’
Las casi 840.000 tons anuales de capturas silvestres de 2019-2021 permitieron exportar productos pesqueros valorados en al menos U$ 1.950 millones anuales (en U$ de 2021), pero lamentablemente, entre esas cifras los productos cultivados representan cantidades casi despreciables.
La historia de las últimas décadasmuestra entonces una Argentina al parecer empecinada casi exclusivamente en seguir explotando sus riquezas pesqueras, asunto loable, pero que desconoce que en el mundolos cultivos acuáticos ya constituyen la fuente principal de alimentos pesqueros para consumo humano. De hecho, las últimas estimaciones de FAO indican que en 2022 y 2023, los cultivos acuáticos han superado por primera vez a la pesca extractiva a nivel mundial.!!Simultáneamente, es de conocimiento público que no se esperan mayores aumentos en la pesca extractiva mundial, la que está estancada desde los años de 1990, con lo que la demanda futura por productos pesqueros deberá ser cubierta principalmente por las cosechas de la acuicultura.
Hasta fechas muy recientes, entonces, Argentina ha sufrido de un embelesamiento con su modesta producción de truchas patagónicas, últimamente complementadas con cosechas de pacú ( ‘paco’ según nomenclatura FAO) en su región noreste. Ambas especies se han destinado muy mayoritariamente al consumo doméstico, a la inversa de lo que ocurre con la pesca extractiva, que se vende mayoritariamente en el exterior, y donde participan expresas extranjeras y capitales locales con adecuado conocimiento de los cambios sectoriales, del estancamiento de la pesca extractiva mundial, y de la importancia creciente de la acuicultura en la oferta pesquera mundial.
¿Como explicar entonces el limitado desarrollo de la acuicultura argentina hasta la fecha?
Tal vez, ¿las cifras de la pesca tradicional han opacado a este relativamente novel quehacer? ¿Quizás ha faltado una visión adecuada de la posible contribución al país de los cultivos a mediano y largo plazo? ¿O las condiciones macroeconómicas han inhibido las inversiones (aunque éste no haya sido el caso con otras actividades)? ¿Tal vez no se ha mirado suficientemente más allá de las fronteras y/o no se han ejercido los liderazgos necesarios? ¿ Quizás no se han generado condiciones de gobernanza adecuadas? En verdad, los resultados parecen indicar que debe tratarse de una mezcla de todos esos factores, pues como se ha dicho, condiciones naturales existen y otro tanto ocurre con la mayor parte de los factores determinantes ya expuestos.
Entonces, un país que casi con certeza está en busca de nuevas alternativas de desarrollo económico, de empleo y de nuevas fuentes de divisas, está imperdonablemente dejando pasar una extraordinaria posibilidad que ha tenido frente a si por muchos años..!!
Ahora, entonces, es conveniente abordar esta oportunidad aprovechando el enorme desarrollo tecnológico del que se dispone globalmente; haciendo uso de estrategias ya probadas en otras latitudes; haciéndose cargo de la apertura de los mercados pesqueros, y, utilizando las favorables condiciones del país, en un momento en que es previsible que una mayor desregulación de la economía permita que las iniciativas privadas orientadas al mercado pueden hacer una enorme diferencia con lo ocurrido en el pasado, y se hagan cargo de las excelentes oportunidades que ofrece una acuicultura bien organizada y con visión de futuro.
Dicho lo anterior, la generación de objetivos a largo plazo, una propuesta adecuada de las estrategias para lograrlos y liderazgos apropiados pueden hacer la diferencia, y convertir a Argentina en un país acuicultor de clase mundial en cuestión de algunas décadas, pues de asumirse el desafío el país deberá avanzar en forma bien estructurada para hacerse de estas oportunidades, y la experiencia de países vecinos demuestra que este ejercicio puede requerir de dos o tres décadas.
LA NUEVA VISIÓN Y ESTRATEGIA
El elemento crucial que puede definir los objetivos argentinos a largo plazo es la proyección de la ‘nueva acuicultura’ hacia las exportaciones, tal como hace al menos Chile y Ecuador en esta región. El desarrollo sectorial NO debe limitarse a abastecer una demanda interna aún restringida, y con muy moderadas capacidades para crecer sustancialmente en el corto y mediano plazo.
Seguidamente, y ante la realidad que el país aún no selecciona una matriz productiva promisoria, debe estudiarse y decidirse en cuales especies debería invertirse preferentemente para incorporarlas al cultivo comercial. Luego, sobre la base de tecnologías existentes en el extranjero, la ayuda de especialistas internacionales del rubro y de instituciones nacionales, deberán hacerse experiencias locales para completar y adaptar estas tecnologías a las condiciones imperantes en el país, sin esperar que el aparato nacional de I+D+i sectorial produzca estas respuestas como condición previa. Acá, la experiencia de varios países indica que es más efectivo, más rápido y de menor costo adquirir conocimiento y equipamiento experto donde estos ya existen, y trabajar con el aparato local de I+D+i preferentemente en los procesos para completar faltantes y adaptar todo a las realidades nacionales.
“Una propuesta adecuada de las estrategias para lograr los liderazgos apropiados pueden hacer la diferencia, y convertir a Argentina en un país acuicultor de clase mundial en cuestión de algunas décadas”
Una vez completado el desarrollo tecnológico para producir las nuevas especies, es muy conveniente crear empresas demostrativas de tamaño pre comercial que utilicen las nuevas técnicas, y operarlas comercialmente, para generar información que posteriormente pueda difundirse entre el sector empresarial. Así, junto a estudios económicos, ambientales y comerciales los inversionistas interesados podrán apreciar ‘en vivo’ las condiciones reales bajo las cuales se puede incursionar en este nuevo oficio, disminuyendo drásticamente los riesgos percibidos de esta actividad, y facilitando entonces la proliferación de nuevas empresas y/o proyectos acuícolas.
Por cierto, esta cadena virtuosa de actividades debe completarse con ofrecer servicios de asistencia técnica para diseñar, evaluar, montar y poner en marcha estos nuevos proyectos; con la provisión de servicios adicionales que puedan constituirse en ‘cuellos de botella’ para el desarrollo (producción de peces juveniles; semillas de moluscos; servicios de apoyo sanitario, de trazabilidad, certificación, gestión informática, monitoreo, domótica, etc.).
Estas acciones deben ser emprendidas por alguna institución apropiada que asuma estos liderazgos, complementadas por gestiones y aportes del Estado a nivel nacional y provincial, según convenga, entre otras cosas para facilitar la apertura de mercados; en el diseño de una gobernanza propicia y adecuada, con procedimientos burocráticos eficaces y certidumbre jurídica para las inversiones.
Si bien la estrategia de inversión en empresas demostrativas de tamaño pre comercial puede parecer desafiante financieramente, estas deben ser diseñadas de manera que luego de cumplir con el proceso demostrativo puedan venderse al sector privado para que el empresariado las amplíe hasta adquirir un tamaño rentable. La experiencia chilena, al menos, es indicativa que estas ventas pueden generar utilidades interesantes y permitir reciclar dichos fondos en otros proyectos.
Igualmente, la provisión de servicios y productos que se brinden/ofrezcan a los inversionistas interesados debe ser a título oneroso, para recuperar los gastos asociados a estas prestaciones. Más aún, existen evidencias muy claras en países como Chile, donde la venta de alimentos especializados, la provisión de peces juveniles para el cultivo y/o la prestación de servicios ictiopatológicos, entre otras materias, han generado utilidades importantes a las universidades y/o instituciones que se involucraron en estos asuntos, las que han podido disponer de estos excedentes para los fines que les ha parecido más conveniente.
Basados en estos conceptos generales, y suponiendo que existan las voluntades requeridas, es posible pensar que en el horizonte previsible Argentina asuma un rol de liderazgo en la acuicultura de ALC, con producciones que se traduzcan en exportaciones de varios cientos de millones de dólares , que complementen o hasta lleguen a superar los aproximadamente U$ 2.000 millones de la pesca extractiva en algunas décadas más.
Por cierto, esta iniciativa requerirá de financiamiento inicial que debe ser definido en su momento. Especialmente, esta estrategia precisa de una institución Argentina líder, que tenga las condiciones y la voluntad para encabezar estas gestiones, para luego concitar el interés del Estado como copartícipe de esta iniciativa. Finalmente, es indispensable apoyar estos esfuerzos en la experiencia de organismos/empresas extranjeras, con personal de experiencia probada en estas materias, para avanzar con eficacia y en plazos razonables.
“Es posible pensar que en el horizonte previsible Argentina asuma un rol de liderazgo en la acuicultura de ALC, con producciones que se traduzcan en exportaciones de varios cientos de millones de dólares …”
Así, la conjunción de un ideario adecuado, de acciones bien planificadas, de un entorno organizacional bien estructurado y de la voluntad y liderazgo requeridos, permitirán emprender este nuevo camino, para redireccionar y redimensionar lo actuado a la fecha en materia de cultivos acuáticos.
Cada uno de estos elementos debe ser materia de un estudio detallado y de decisiones ejecutivas a la brevedad posible, para permitir un segundo y definitivo despertar de una acuicultura Argentina que, aprovechando la coyuntura actual ofrezca nuevas alternativas de inversión, empleo, desarrollo regional sostenible y generación de divisas.